Martinsky, un maldito oficinista que continuamente se mete en problemas, vive entre los polos opuestos de su realidad cotidiana y el ensueño de ser un artista exitoso y triunfante.
El aburrimiento que le genera la rutina le lleva a jugar con sus elementos de trabajo para transportarse a mundos de fantasía, transformando su oficina en un circo donde mostrar al público sus habilidades, y así sentirse lleno de valor y autoestima.
Esta realidad onírica se ve coartada cuando surgen los fantasmas del pasado, sus miedos y pensamientos
limitantes que lo vuelven a arrastrar a la realidad cotidiana de su oficina, y la frustración que eso le genera. Durante el desarrollo del espectáculo, Martinsky descubre que el aprecio y reconocimiento no llegan cuando vive dentro de su mundo de fantasía basado sobre una imagen idealizada de lo que él querría ser; sino cuando se permite ser él mismo con todas sus cualidades y particularidades.
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